Sunday, March 2, 2014

Bienvenida a los 23

Hace 4 meses cumplí los 23, pero parece que me acabé de dar cuenta. Además, me entró esta urgencia de escribir a falta de la urgencia de hablar y aquí estoy, con todo este espacio en blanco que no está ansioso por ser escrito porque la ansiosa soy yo, y el lo sabe. 
Además estoy entuzada, creo que eso explica más que todo lo que acabo de decir el porqué estoy aquí. Ese es el defecto fatal, y tal vez el único, de la juventud: la imperiosa necesidad de relacionarlo todo con el amor. Aunque mi concepto del amor sea muy vago y amplio, ya que amo casi cualquier cosa, puedo decir que me siento enamorada de verdad, como se enamoraría la gente a la que le cuesta trabajo.  Me enamoré de lo que yo era, de los sueños que tenía, del hombre que conocí, de la manera como entró en mi vida, de lo que imaginé que seríamos, me enamoré de mi familia, de la profesional que era y de sentir el mundo en la palma de la mano. Y no se si cuando perdemos algo empezamos a ver que no tenemos nada de lo que creemos, que todo si es tan malo como parece y que el mundo no puede estar en la palma de nuestra mano sólo porque no hacemos parte de el. 

Pero tengo 23 para estar tan fatalista, el número de la suerte de mi hermano, el número de Nathan en One Tree Hill, y ya que le pondría todo en la ruleta al 23 rojo, hoy me apuesto todo a mí. Aunque no sepa porqué estoy acá ni sepa nada, en general.  

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