Ayer compré una maleta y le puse tu nombre. La llamé como tú para no perderla de vista, para extrañarla rápido y reconocerla entre la gente con los detalles que sólo yo noto.Ya sabes, las marcas que hacen que no me lleve un día otra maleta por equivocación, y tenga que detener a un extraño en en la puerta que se ha confundido, porque no se dió cuenta que la maleta que lleva tenía ese raspón en las ruedas que le hice cuando la bajé a golpes por las escaleras.
Mi maleta se llama igual que tú porque pareciera no llevar nada valioso, pero adentro va contenida mi vida, empacada como un rollito. Mi vida, como un rollito también está adentro tuyo. Está empacada entre amar las cosas que amas y mirar lo que ves, está en alimentarme de lo que comes tú, en aprender lo que estudias tú, en el rojizo que me queda en la piel cuando el sol te pega.
Ayer compré una maleta, y ayer también, decidí que te quiero y ese es un peso que desde entonces no me he podido quitar.
Thursday, April 21, 2016
Thursday, March 24, 2016
Huecos
"Está completa? Está completa?" - Pregunta la mamá exhausta en la sala de partos. Entre chillidos y ritmos cardiacos, un papá bigotudo y nervioso cuenta 10 dedos en las manos, 10 en los pies, dos orejas y 91.240 cabellos.
De alguna forma todos nacemos enteros y nos agujereamos más adelante como un colador. Hasta que algún día a todos se nos ocurre la idea absurda de que el amor y solamente el amor, puede llenar esos agujeros y dejarnos tan completos como cuando papá le contaba los dedos y terminaba la cuenta con una sonrisa.
Papá sonríe y mamá hace lo mismo apenas lo ve.
Había nacido completa. Entera había llegado a llenar el mundo.
Entonces, ¿de donde venían esos huecos que se encontró más adelante cuando en los recuentos que le hacían los demás era imposible decir que estaba completa?
Estaba llena de ausencias. Había quedado incompleta después de llenar al mundo.
De alguna forma todos nacemos enteros y nos agujereamos más adelante como un colador. Hasta que algún día a todos se nos ocurre la idea absurda de que el amor y solamente el amor, puede llenar esos agujeros y dejarnos tan completos como cuando papá le contaba los dedos y terminaba la cuenta con una sonrisa.
Hay algo más para decir. El amor que llena los huecos de los que estamos hechos no es el que recibimos, no es el café que nos hacen por la mañana, ni el abrazo por la espalda del enamorado que sorprende, ni la canción que le escuchas cantar. El único amor que llena las ausencias de las que estamos deshechos es el que se entrega. Es el café que haces, el abrazo que das, es la canción que cantas.
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