Wednesday, July 29, 2015

De abajo para arriba



“Señora, ahora por favor mire al frente y dígame qué letras ve, de abajo para arriba” – Dijo el hombre de bata blanca que se paraba a su lado. Ella pronunció cada una de las letras de la última fila con voz terciopelada, y él recorrió con la mirada el trayecto de las sílabas que salían de una boca tan bella que merecía ser un ojo. La señora que había ido a hacerse las gafas por quinta vez, fue leyendo de abajo para arriba, en el sentido en el que crecían las letras, pero increíblemente cada vez las leía con mayor dificultad. En la punta superior de la pirámide se leía una única letra, la más grande, y ella no pudo decirle al doctor cuál era. “No veo nada Doctor ¿qué pasó?”- Dijo la señora consternada y ciega. -“Le escribí que la quiero, pero no hay lente lo suficientemente grande para hacerle entender cuánto, si usted simplemente no quiere saber”. Nunca mandó a hacer las gafas, ese día él se volvió los ojos con los que ella vería el mundo para siempre. 


Monday, July 13, 2015

Lo dificil, todo

Desde hace un par de semanas que lloro y cuando lo hago se me aparece una masa detrás de la garganta que se siente como una pepa de aguacate. En realidad es una pepa de aguacate hecha de aire, de un aire pesado y macizo como una pepa de aguacate. Se desparraman los ojos como dos hidrantes estrellados y la gente pasa, así como cuando se abren los hidrantes en las calles y lo miran y piensan "qué desperdicio" pero no llaman a los bomberos porque alguien más seguro ya los llamó y están en camino. Cuando se trata de los demás, la ayuda ajena siempre está en camino. 

Desde hace un par de semanas que pienso en metáforas de aguacates e hidrantes y pienso también que tengo que pensar en cosas felices para hacer metáforas felices. Pero hasta lo evidente se me vuelve un algortimo complejo que no puedo decifrar cuando estoy así, y no puedo pensar en nada feliz aunque me lluevan sonrisas y sueños cumplidos. Lo más notable se vuelve indivisible, lo natural se torna aberrante y lo fácil ahora sólo es difícil. Algo tan simple como tomar una ducha es un esfuerzo porque me toca bajar los piés de la cama, prender las luces y abrir la llave mientras me desvisto y me siento la piel tibia como la sangre que fluye. Entonces me miro al espejo mientras me suelto la moña que me aprieta con fuerza el cabello y me alarga la cejas, y me digo con la voz que me sale por encima de la pepa de aguacate "Solo tienes que sobrevivir a este día. Sólo a este día y ya." A ese día lo recorto en pedazos más pequeños como si yo fuera mi propio bebe que necesita que le muelan la comida y le den la vida como si fuera una papilla desabrida y fácil de tragar. "Solo tienes que pasar esta hora. Son 60 minutos y no más". Y luego hago lo mismo con el siquiete pedazo. 

La espantosa evidencia de que lo más fácil e inverosimil de la vida puede ser irrealizable de un momento a otro gracias a los maleficios de la mente, es una fuente de desesperanza primordial aún dentro de la felicidad.